La lactancia y la vuelta a la rutina

Tras la vuelta al trabajo, con nuestro bebé ya en la guardería, nos encontramos con los miedos razonables de no poder continuar con la lactancia materna o con los primeros problemas diarios.
La vuelta a la rutina después de las vacaciones siempre es dura, pero se hace especialmente difícil cuando la vuelta al trabajo se acompaña de la primera separación de tu bebé. Muchas mujeres creen que esta separación representa el final de la lactancia, pero eso no es del todo cierto si nos organizamos y tenemos ganas de seguir amamantando.
Prepararse para el gran día
Muchas madres sienten la necesidad de preparar a su bebé para la separación que se aproxima inexorablemente. De esta manera, a veces, 15 días o una semana antes de volver a trabajar empiezan a sustituir tomas de pecho por biberón, ya sea con su leche o con leche artificial, para familiarizar al bebé con la nueva situación y con el método de alimentación escogido. Pero lo que parece una buena idea no suele serlo, ya que lo único que se consigue es adelantar el estrés por la separación, ya que el bebé suele rechazar las tomas en cualquier envase que no sea el pecho, lo que aumenta la preocupación de la madre. Si la madre se quiere preparar para ese duro día, es mejor centrarse en otras cosas más prácticas:
- Conseguir familiarizarse con el sacaleches y decidir qué envases de conservación/congelación se van a usar
- Preparar los métodos de suplementación, idealmente más de uno, que queramos dejar a la persona que va a cuidar al bebé en nuestra ausencia
- Hacer un pequeño banco de leche “para las emergencias”, ya que un día la leche se puede derramar, la podemos olvidar en el trabajo o el bebé puede tener más hambre de la habitual
- Comprar una neverita para el transporte con sus correspondientes placas de frío.
Aunque a priori pueda parecer imposible, la mayoría de madres lactantes consiguen volver al trabajo y mantener la lactancia materna. Y es que cada madre debe valorar cuáles son sus necesidades y las de su bebé valorando tres puntos básicos: ¿Qué edad tiene el bebé? ¿Con quién se va a quedar? ¿Cuántas horas van a estar separados?
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