Desde el momento en que te enteras que estás esperando un bebé, te invaden muchísimas dudas, entre ellas todo lo relacionado con la alimentación. ¿Qué debo comer? ¿Cómo tiene que ser mi dieta? ¿Qué alimentos tengo que evitar? ¿Nutricionalmente, mi bebé estará recibiendo lo necesario?
Debemos tener en cuenta que para la formación del nuevo bebé necesitaremos un aporte de nutrientes adecuado en cuanto a calidad y cantidad (y aquí no entra el famoso y falso mito de “hay que comer por dos”).
Primero se debe saber que necesidades hay que satisfacer, se debe conocer el estado físico y nutricional de la mamá antes y durante el embarazo, ya que un mal estado nutricional, ya sea por déficit o por exceso, puede ocasionar problemas de prematuridad y de salud, que pueden ser peligrosos para el bebé.
En el embarazo se producen muchos cambios fisiológicos. Para poder llevar a cabo estos cambios sin ninguna complicación es imprescindible una buena alimentación, además de que esta es imprescindible para cubrir las necesidades energéticas para alimentar al bebé correctamente, y para prepararse para la etapa de lactancia. Hay investigaciones que demuestran que la carencia de algunos minerales y vitaminas, sobre todo del ácido fólico, tienen impacto en el desarrollo de malformaciones congénitas del tubo neural y que se necesita suplementación si no se llegan a cubrir los requerimientos. Otros fundamentales son el hierro y el calcio.
Durante el primer trimestre de embarazo, la madre busca adaptarse a esta nueva situación y a los cambios que suceden. Es una etapa en la que es común que aparezcan acidez, náuseas e incluso vómitos, que pueden llevar a un bajo o nulo aumento de peso, es normal en este trimestre y suele pasarse a finales. Para intentar evitar estos síntomas, es recomendable disminuir las comidas irritantes para el estómago, como el chocolate, las bebidas con cafeína, la menta y las comidas muy grasas y copiosas. No tomar líquidos antes de consumir un alimento ayuda a evitar las náuseas.
En el segundo trimestre de embarazo generalmente se aumentan las calorías ingeridas a 300Kcal más por día, para asegurar el buen desarrollo del bebé. Se incrementa el aporte de calcio para cubrir con las demandas, las principales fuentes son los lácteos, aunque también podemos encontrarlo en la soja, en la acelga y entre los frutos secos, en las avellanas, almendras y nueces. En este trimestre puede aparecer reflujo, por la presión del bebé, para esto se recomienda tomar las comidas más fraccionadas y en menos cantidad.
En el tercer trimestre de embarazo las necesidades nutricionales siguen aumentadas y son similares a las del segundo trimestre de embarazo, en este trimestre es común que aparezca estreñimiento, para esto sigue algunas pautas que te damos a continuación.
La alimentación general para las embarazadas debe cumplir con los requerimientos tanto de la madre como del bebé. Esta debe incluir los principales compuestos que son, hidratos de carbono, proteínas, grasas, vitaminas y minerales.
•Es conveniente disminuir el consumo de bebidas con cafeína como refrescos de cola, café, té y chocolate.
•Hay que tener cuidado con el consumo de carnes crudas y poco cocidas, por la toxoplasmosis. También se deben lavar bien las frutas y verduras, mejor con unas gotitas de lejía apta para alimentación.
•No consumir alimentos ahumados como salmón, bacalao.
•No abusar de la sal y el azúcar.
•Evitar el consumo de alcohol y tabaco ya que está demostrado que es perjudicial para el bebé
Con mucha frecuencia, durante el embarazo, se suelen producir cambios en las preferencias por algunos alimentos. Se puede encontrar desagradable el olor o sabor de algunas comidas o alimentos, que antes si te gustaban. O puedes tener mucha apetencia por algún alimento en concreto (los llamados antojos). Esta razón no es psicológica, se debe a cambios hormonales y no tiene demasiada importancia si la dieta de la embarazada, en general, no se altera.
La mayoría de los nutrientes se pueden obtener llevando a cabo una buena alimentación. Pero a veces es difícil controlar si se cumple con los requerimientos adecuados, además, algunos como el ácido fólico, se necesitan en cantidades elevadas, por lo que es esencial su suplementación. Otro mineral que se suplementa es el yodo ya que a veces con los alimentos no alcanzan a cubrirse los requerimientos, el yodo es necesario para que el cerebro y otros órganos del bebé crezcan adecuadamente.
En cuanto al hierro, este es muy importante para el desarrollo del bebé, y la mujer embarazada, además de sus necesidades también necesita cubrir las del bebé y las de la placenta. Lo encontramos en carnes, espinacas, huevo, sardina, hígado y alimentos enriquecidos.
El estreñimiento es muy común en esta etapa ya que los cambios hormonales afectan a todo el sistema digestivo. Se debe realizar una dieta rica en fibras y no pueden faltar frutas como ciruelas, kiwis o frutas secas como orejones, higos secos, etc. Es conveniente comerla con piel, y lavarla bien antes de consumirla. Se deben consumir diariamente verduras y hortalizas y legumbres, preferiblemente acompañadas de verduras y no de alimentos grasos. Tampoco pueden faltar el pan, los cereales y las pastas integrales. Beber mucho líquido, incorporarle al yogur avena o salvado de trigo. También realizar ejercicio físico.
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